TARDE ESCRITA CON HUMEDAD

La lluvia se habĂ­a retirado sin estruendo, dejando tras de sĂ­ una respiraciĂłn tibia de humedad y espejos lĂ­quidos. La ciudad entera parecĂ­a conteniendo el aliento, como si temiera interrumpir lo que acababa de nacer. Desde la ventana entreabierta de su cuarto, el joven se abandonaba a la liturgia tenue del mundo resucitado. Sus ojos, […]

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