Román
Román llamó a la puerta con cierta incomodidad. En sus años como Fiscal Investigador nunca le había tocado una tarea como esta. El sentido del deber le gritaba algo que no le gustaba. Tal vez debió dedicarse a las ventas o cualquier otra cosa, pero era demasiado tarde. Esos pensamientos tenía en mente cuando la puerta se abrió: